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Intervención en la presentación del libro conmemorativo de la Escuela Nacional Preparatoria "Imágenes y pinceladas de sus protagonistas" | Enrique Espinosa Suñer.

Foto del escritor: Lic. Enrique Espinosa Suñer.Lic. Enrique Espinosa Suñer.

De voz del último Director General de la Escuela Nacional Preparatoria en el Antiguo Colegio de San Ildefonso conoceremos la historia de esta noble institución, así como de los personajes ilustres que recorrieron sus pasillos, sus aulas, sus salones y sus patios.

Del: Lic. Enrique Espinosa Suñer*

Mayo 29 de 2014.

La Escuela Nacional Preparatoria hoy, una vez más, vuelve a su tradición generosa de dar. La iniciativa de su Directora General (en eso entonces la Mtra. Silvia Estela Jurado Cuellar) al reunir en los testimonios de los preparatorianos la grandeza de ideales de quienes la conforman, traduce de una manera visionaria lo que su himno refrenda hoy como nunca antes: “La Patria se ennoblece con tu historia, prodigio de saber y de virtud”.


Es en este compendio de experiencias, que décadas de Amor, Orden y Progreso se ofrecen en forma de relato a las nuevas generaciones de nuestra comunidad académica, en la interpretación personal de aquellos que de alguna u otra forma han sido partícipes de este esfuerzo, base del proyecto educativo más importante de la Nación.


En nuestra querida Preparatoria, primer crisol de la juventud que durante 147 años se ha constituido en protagonista de los cambios que han esculpido el rostro político de México desde la época de la Reforma hasta hoy; aún se percibe la grandeza de hombres visionarios que supieron “Saber para prever, y prever para actuar”.


El Presidente Juárez, una vez habiendo rescatado a la República de las garras de la rapiña, decidió rescatarla además de las del oscurantismo, proponiendo que el conocimiento fuese la única corona a la que pudiesen aspirar los jóvenes mexicanos, sobre la base de la educación nacionalista, libre y científica.


Haciendo eco de este anhelo de no promover más aristocracia que la ciencia, ni más nobleza que la del estudio, Gabino Barreda traduce esta antigua visión ya dibujada en los Sentimientos de la Nación apenas 70 años antes, logrando hacerla realidad: todos iguales trabajando para romper el último eslabón de la esclavitud en México, que es el de la ignorancia.


En los pasillos de San Ildefonso uno entrecierra los ojos y logra evocar a personajes que por entrañables nos parecen familiares, ya que -contemporáneos o no- por su trayectoria de vida, en realidad nos son atemporales: ahí están los profesores Ignacio Ramírez con su peculiar vestimenta e Ignacio Manuel Altamirano con su atildada elegancia; se ve a Matilde Petra Montoya, primera mujer Médica en el País; al Maestro José Vasconcelos intentando desencadenar a Prometeo con sus clases ; a los jóvenes Flores Magón expresando su ideas; a José Clemente Orozco decorando los muros a la entrada del “Generalito”; a los Jóvenes Ángel Carvajal, Alejandro Gómez Arias, Adolfo López Mateos y Miguel Alemán, protestando para obtener la autonomía de la UNAM; a Frida Khalo y su precoz visión de la vida; a los alumnos Jacobo Zabludowsky y Pedro Ferríz Santacruz compartiendo sus andanzas por el barrio universitario; a un amable y taciturno Octavio Paz, inspirado entre los arcos del patio chico hacia un nocturnal; al maestro Erasmo Castellanos Quinto sintiéndose como “Árbol que a la ráfaga se inclina”; al vehemente Álvaro Gálvez y Fuentes, “El Bachiller” departiendo entre sus amigos; al joven Luis Nizhizawa platicando con Rufino Tamayo y Raúl Anguiano en el último conciliábulo creativo del muralismo mexicano; al estudiante Carlos Slim aprendiendo que la disciplina da frutos que sólo endulzan la mesa cuando ésta se comparte; o al joven Luis Eduardo Garzón, quien hoy es ya referente de las últimas generaciones que atestiguaron cómo luz y piedra del viejo Colegio de San Ildefonso dejó una impronta que hoy todavía “…Canta con amor la Juventud”.


Todos ellos cabrían en un epigrama del juvenil Pancho Liguori; en el ardor de un discurso del sempiterno luchador social Chema de los Reyes; en la bonhomía igualitaria de Vicente Lombardo Toledano, e incluso de la algarabía de José Luis Rodríguez, “Palillo” llevando a la muchachada hacia el cine “Goya”.


Todos siguen ahí. A todos se les puede recordar por algo en particular, pero al rememorarlos junto a la Preparatoria, surge irremediablemente la sonrisa; pues los grandes hombres ya en su juventud asoman destellos de su destino con la nobleza de intenciones, y ello es precisamente el tiempo del bachillerato, el tiempo de la prepa, que brinda el espacio con un “Prodigio de saber y de virtud”.


Entre tantas satisfacciones que mi querida Nacional Preparatoria me ha dado, en esta fecha me obsequia con una nueva e inesperada alegría: reseñar una obra que en sí misma es una reseña de otra mucho mayor: la construcción del México moderno.


Hay libros que cuentan historias. Hay textos que remiten a tiempos antiguos. Pero obras como esta, que aparentemente están hechas de tinta y papel, están en realidad hechas de recuerdos que viven, y de sentimientos que escapan apenas se abren sus páginas.


Con una buena taza de café, a través de la comodidad de sus páginas cuidadosamente escogidas por un brillante equipo redactor, el maestro Muñoz Cota volverá a asegurarnos que el hombre es su palabra; Huberto Zanolli seguirá dirigiendo el “Goya” al frente de la Orquesta de Cámara; Héctor Azar, Miguel Sabido y Gonzalo Correa seguirán mostrando escenas fascinantes; y por supuesto Enrique Ruelas continuará sorprendiéndonos al saber que el Quijote nació en algún lugar de la Mancha, pero su tenacidad y amor por la enseñanza del teatro lo hizo mudarse a las plazuelas de Guanajuato para siempre.


Los rincones de este libro nos llevarán a revivir nuevamente un “Terebinto en Aroma” del Maestro Don Erasmo Castellanos, para después regodearnos con la obra de su fiel discípulo, el maestro Roberto Oropeza; tanto como en la de la maestra Sonia Amelio quien dará cátedra de Crotalismo, y mientras en otro rincón iluminado el maestro Islas Carpizo nos muestra la elegancia de la esgrima; además de recordarnos el admirado trabajo de los pintores Boliver, Genovés y Alfaro.


En una misma lectura celebraremos a Doña Clementina Gil de Ovando y Doña Elisa Barragán con su magnífica obra histórica en la visión de “Los Afanes y Los Días”; al Maestro Gamiochipi y su gallarda fidelidad al magisterio universitario; a la maestra Mostalak; y con ella a todos los amigos de la generación 20-24; cuya juventud perenne impregna los muros de San Ildefonso, y en ello a todos los recintos universitarios, invitando a recordar cómo “…Todo el continente ve su gloria, cual nimbo de radial excelsitud".


Además de felicitar a la Directora General, maestra Silvia Jurado y su joven equipo por la atingencia de esta obra, que constituye ya un baluarte del patrimonio histórico de nuestra Escuela; quisiera agradecer a todos los que han conformado alguna vez parte de nuestra insigne Institución; dando mucho de sus vidas al ideal más formidable de todos: construir una Nación desde el aula.


La visión de Juárez y la acuciosidad de Barreda hubiesen dado en tierra tarde o temprano sin la continuidad de Justo Sierra; el compromiso de José Vasconcelos; la prudencia de Raúl Poús Ortíz; y el apoyo decidido de tres universitarios comprometidos a fondo con la preparatoria: Javier Barrios Sierra, Guillermo Soberón Acevedo, y José Narro Robles; pero intercalado junto con ellos, cada alumno, profesor, funcionario y trabajador universitario, que desde el mismo sitio donde alguna vez se erigió el Calmécac de las Águilas, han trabajado casi 150 años en lograr que el tesoro de los Aztecas encargado por Cuauhtémoc, es decir la pureza de ideales del pueblo mexicano, llegue intacto a nuestros días para dar luz a otras naciones.


Ser preparatoriano, como ser universitario es un orgullo que se adquiere en el aula pero se aloja en la sangre; por lo que es un amable recuerdo que una y otra vez pasa por el corazón. Visto así, la alegría de ser parte de este proyecto educativo, se convirtió para todos nosotros en ser parte de México.


Los jóvenes del fútbol americano cantaban una canción donde aseguraban que al morir querían que se les enterrase cerca de la Prepa y con una banderola de Universidad. Esto ya será innecesario…


La obra con que hoy obsequia a México la Escuela Nacional Preparatoria, nos permite ahora saber que no importa donde reposen nuestros huesos, porque el corazón, se quedará con todos los protagonistas de este libro, viviendo en la memoria de San Ildefonso, y en la de los preparatorianos de todos los tiempos.


GALERÍA FOTOGRÁFICA DE LAS PRESENTACIONES EN 2014 Y 2016 DEL LIBRO CONMEMORATIVO POR LOS 145 AÑOS DE LA ESCUELA NACIONAL PREPARATORIA "Imágenes y pinceladas de sus protagonistas", EN DONDE PARTICIPA EL LIC. ENRIQUE ESPINOSA SUÑER:



 

*Lic. Enrique Espinosa Suñer.

                             

Enrique Espinosa Suñer es abogado de profesión y educador de vocación y cuenta con toda una vida profesional en la UNAM en diversas instituciones educativas nacionales y la administración pública federal. Fue Director del Plantel 6 "Antonio Caso" de la Escuela Nacional Preparatoria, el primer Director General del Programa de Vinculación con los Egresados de la UNAM, asesor de diversos Rectores de la UNAM como el Dr. Jorge Carpizo McGregor, Dr. Octavio Rivero Serrano y el Dr. José Sarukhán Kermes; en el Colegio de Bachilleres fue miembro de su junta de gobierno, en la Universidad Pedagógica Nacional se despeñó como asesor del Rector y se desempeñó como Coordinador General de la COMPEMS antecesora de la COMIPEMS ahora ECOEMS.


Fue el último Director General de la Escuela Nacional Preparatoria en el Antiguo Colegio de San Ildefonso de 1974 a 1982.


 

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Archivo de la ENP:

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